Este organillo, fabricado en Ibi, Alicante,  por la empresa Reig no funcionaba porque el mecanismo estaba roto. Tuve que hacer una pieza nueva para conseguir el cambio de melodías, con la manivela que lo entrena.

Estos organillos son casi imposibles de afinar, porque los martillos golpean un arpa de varillas de metal, y si quisiéramos cambiar la afinación, habría que ir cortando las varillas con un amoladora de disco, y eso no era una operación que estaba dispuesto a hacer.

De todas maneras, la «afinación» imperfecta de estos juguetes les da su toque personal, y no están diseñados para estar tocados en conjuntos. 

Allí van las piezas que he fabricado. Tambien tuve que hacer una manivela nueva:

 

El mecanismo instalado en el organillo.